“Caminar como hijos de la luz: esperanza y fidelidad en la Palabra de Dios”
Semana XXV del Tiempo Ordinario – San Mauricio, mártir – Mes de la Biblia – Séptimo día de la novena en honor al Divino Niño Jesús
1.Caminar en la esperanza
Queridos hermanos, la liturgia de hoy nos ofrece un mensaje de profunda esperanza y renovación. En medio de las luchas cotidianas, Dios nos recuerda que la historia no se construye con nuestras solas fuerzas, sino que Él mismo mueve los corazones y abre caminos para que su voluntad se cumpla. Nos invita a vivir como discípulos de la luz, dejando que la fe transforme la realidad que habitamos.
2. La Palabra de Dios
a. Primera lectura: Esdras 1,1-6
El edicto de Ciro, rey de Persia, permitió al pueblo de Israel regresar del exilio y reconstruir el Templo. Fue un gesto inesperado: un gobernante pagano se convirtió en instrumento de Dios para liberar y edificar. El Señor siempre suscita caminos nuevos, incluso desde lo que parece impensable. Esta lectura nos enseña que la fidelidad de Dios es más fuerte que cualquier destierro o ruina, y que Él despierta en los corazones la generosidad para colaborar en su obra.
b. Salmo 125: “Grandes cosas ha hecho por nosotros, Señor”
El salmo es un canto de alegría por el retorno a la tierra prometida. El pueblo recuerda cómo Dios cambió su tristeza en gozo. La memoria agradecida es esencial en la vida cristiana: quien reconoce las maravillas del Señor en el pasado puede vivir con confianza el presente y esperar con fe el futuro.
c. Evangelio: Lucas 8,16-18
Jesús nos habla de la lámpara encendida que no se coloca debajo de la cama, sino sobre el candelero para que alumbre a todos. La fe no es algo privado, escondido, sino una luz que debe irradiar en la familia, la comunidad y la sociedad. El Señor nos advierte: “Al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que cree tener se le quitará”. Esto significa que la fidelidad y la apertura a la Palabra hacen crecer la vida espiritual, mientras que la indiferencia la apaga.
3. San Mauricio, testigo de la luz
Hoy recordamos a San Mauricio, mártir del siglo III, jefe de la Legión Tebana. Él y sus compañeros prefirieron morir antes que renunciar a la fe en Cristo. San Mauricio nos enseña que la luz del Evangelio se hace creíble cuando se vive con valentía, incluso en medio de la persecución. Su testimonio nos anima a ser coherentes, a no ocultar la lámpara de nuestra fe por miedo o comodidad.
4. En el marco del Mes de la Biblia
Septiembre es para nuestra Iglesia en Panamá el Mes de la Biblia. Este tiempo nos invita a acercarnos a la Palabra de Dios como fuente de sabiduría y guía para nuestro caminar. Como decía san Jerónimo: “Ignorar la Escritura es ignorar a Cristo”. Que cada familia tenga la Sagrada Biblia en casa, no como un adorno, sino como libro vivo que se lee, medita y comparte.
5. Séptimo día de la novena al Divino Niño Jesús
Hoy llegamos al séptimo día de la novena al Divino Niño Jesús. Él nos recuerda que el Reino de Dios se acoge con sencillez y confianza, como lo hace un niño. El Divino Niño nos invita a poner en sus manos nuestros proyectos, alegrías y preocupaciones. Con Él aprendemos que la verdadera grandeza está en la humildad y la entrega confiada al amor del Padre.
Hoy estamos llamados a dejarnos iluminar por la Palabra de Dios, preguntándonos con sinceridad cómo permitimos que transforme nuestra vida y nuestro entorno. Que brote en nosotros la alegría de saber que Dios es siempre fiel y abre caminos de esperanza. Y que, con un gesto concreto de luz —una palabra de aliento, un acto de servicio o una ayuda silenciosa— podamos hacer visible la presencia de Cristo en medio de los demás.
6. Discípulos de la luz
Queridos hermanos, la fe es un don que no se guarda, se comparte. Hoy el Señor nos llama a ser lámparas encendidas en medio de nuestro pueblo, especialmente en este tiempo de gracia que vivimos con la novena al Divino Niño Jesús y el Mes de la Biblia. Que la memoria de san Mauricio nos impulse a ser testigos valientes, y que nuestra vida sea siempre un reflejo de la esperanza que brota del Evangelio.
Oración
final:
“Señor Jesús, Tú eres la luz del mundo. Haz que nunca escondamos nuestra fe,
sino que la vivamos con alegría y valentía. Que, sostenidos por tu Palabra,
caminemos con confianza, llevando tu amor a todos los que nos rodean. Amén.”
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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