El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la Buena Nueva, para sanar a los contritos de corazón y perdonar a los que se arrepienten. Lc 4,18
23 de enero de 2025: Jueves de
la Segunda Semana del Tiempo Ordinario
San Ildefonso de Toledo
“Aquí estoy, Señor, para hacer
tu voluntad”
(Hebreos 7,23–8,6; Salmo 39; Marcos 3,7-12)
Hoy, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre el sacerdocio eterno de Cristo, nuestra respuesta al llamado de Dios y la misión de ser peregrinos de esperanza en un mundo necesitado de unidad y amor. Además, en el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, celebramos la riqueza de nuestra fe común y el llamado de Jesús a que “todos sean uno” (Jn 17,21).
Cristo, el sacerdote eterno y mediador perfecto
La Carta a los Hebreos nos presenta a Jesucristo como el único y eterno sacerdote, quien, a diferencia de los sacerdotes levíticos, intercede por nosotros de manera perpetua. Él no solo ofrece sacrificios, sino que se entrega a sí mismo como el sacrificio perfecto, inaugurando una nueva alianza que supera las limitaciones de la antigua. Este texto nos recuerda que nuestra fe se fundamenta en un mediador que nos reconcilia plenamente con Dios y nos da acceso a una esperanza eterna.
Hoy somos invitados a contemplar a Cristo como el Sumo Sacerdote que no solo nos salva, sino que camina con nosotros en nuestra peregrinación terrena. Este Jubileo de 2025, bajo el lema "Peregrinos de Esperanza," nos llama a renovar nuestra confianza en Él y a ser testigos de su amor redentor.
Reflexión personal:
La respuesta del discípulo: "Aquí estoy, Señor"
El Salmo 39 nos invita a una disposición plena y confiada hacia la voluntad de Dios. Nuestra respuesta no debe ser una simple declaración, sino un compromiso activo de servicio y entrega. Como San Ildefonso de Toledo, cuya memoria celebramos hoy, estamos llamados a vivir en fidelidad a la Palabra y a transmitir la fe con valentía y amor.
San Ildefonso fue un ejemplo de obediencia y dedicación al servicio del Señor. Como obispo y defensor de la fe, trabajó incansablemente por la unidad de la Iglesia y la propagación del Evangelio. Sigamos su ejemplo, especialmente en este tiempo de gracia jubilar, siendo instrumentos de unidad y paz en nuestras comunidades.
El Evangelio: Jesús, esperanza para todos
En el Evangelio según San Marcos, vemos a Jesús rodeado de multitudes que buscan sanación, consuelo y esperanza. Su fama crece porque Él es la respuesta a las necesidades más profundas del corazón humano. Jesús no excluye a nadie; su misión es universal y alcanza a todos los que se acercan a Él con fe.
En un mundo fragmentado por divisiones y conflictos, el ejemplo de Jesús nos invita a ser agentes de reconciliación. Este llamado se hace aún más urgente en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, donde recordamos que nuestra misión es sanar las heridas de la división y dar testimonio de la unidad en Cristo.
Preguntas para meditar:
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2025
Este año, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos tiene un significado especial al conmemorarse el 1700º aniversario del Concilio de Nicea. Este evento histórico marcó un hito en la definición de nuestra fe común, especialmente a través del Credo, que aún hoy profesamos como signo de unidad entre los cristianos.
El tema de este año, "¿Crees esto?" (Jn 11,26), nos invita a renovar nuestra fe en Cristo como la resurrección y la vida, y a profundizar en nuestra comunión con otros cristianos. La unidad no es un ideal lejano, sino una tarea concreta que requiere oración, diálogo y actos de amor.
Como Iglesia Católica, estamos llamados a liderar con humildad y apertura, recordando que el testimonio de unidad es una de las formas más poderosas de evangelización. Organizamos encuentros de oración ecuménica, momentos de reflexión conjunta y actividades que fomenten el entendimiento mutuo.
Compromisos concretos:
Peregrinos de esperanza: Un llamado a la acción
En este Jubileo 2025, seamos verdaderos peregrinos de esperanza, llevando la luz de Cristo a un mundo necesitado de reconciliación y amor. Como San Pablo nos recuerda, somos embajadores de Cristo (2 Cor 5,20), llamados a construir puentes y a sanar divisiones.
Que este día sea una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la misión de Cristo, diciendo con fe y humildad: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.”
Oración final:
Señor Jesús, Sumo Sacerdote eterno, ayúdanos a ser instrumentos de tu paz y
unidad. Haznos peregrinos de esperanza, testigos de tu amor y sembradores de
reconciliación en un mundo dividido. Por la intercesión de San Ildefonso y
todos los santos, danos la gracia de caminar juntos como una sola Iglesia,
proclamando con alegría que Tú eres nuestra resurrección y vida. Amén.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del evangelio. 2Tim 1,10
Señor te pedimos ser instrumentos de paz y unidad, donde vayamos.
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