El Primer Domingo de Adviento: Inicia un Nuevo Año Cristiano con Esperanza Activa
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy, con el Primer Domingo de Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento, que significa "venida", nos invita a prepararnos con fe renovada para recibir a Jesús, quien vino en la humildad de Belén, viene constantemente a nuestro corazón, y vendrá al final de los tiempos con gloria. Este tiempo especial nos llama a la esperanza activa, a un espíritu vigilante y a un compromiso profundo con la conversión personal y comunitaria.
1. El Profeta Jeremías: Una Promesa Cumplida
En la primera lectura (Jeremías 33, 14-16), el profeta anuncia que Dios cumplirá su promesa de enviar un "renuevo justo" que traerá justicia y salvación. En el contexto histórico, Jeremías escribe en medio de la inestabilidad del exilio babilónico, pero su mensaje trasciende las dificultades: Dios es fiel a sus promesas. Este "renuevo" se cumple plenamente en Jesucristo, quien es nuestra esperanza y paz.
2. Salmo 24: "Descúbrenos, Señor, tus caminos"
El salmista clama por orientación divina: "Enséñame tus caminos, Señor". En nuestra travesía espiritual, el Adviento nos pide abrirnos a los caminos de Dios, que muchas veces desafían nuestras certezas humanas. Este salmo nos invita a una vida de humildad y confianza, sabiendo que quien espera en el Señor no quedará defraudado.
3. Tesalonicenses: Amor que Crece y Santidad Activa
San Pablo, en su carta a los Tesalonicenses (1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2), nos exhorta a crecer en el amor mutuo y a vivir en santidad mientras aguardamos la venida del Señor. Nos recuerda que nuestra preparación no es pasiva, sino que debe manifestarse en un amor creciente hacia los demás y en una vida irreprochable. Aquí encontramos un llamado a actuar con justicia y bondad en nuestras relaciones cotidianas.
4. Evangelio: Vigilancia y Esperanza en Medio de las Pruebas
El Evangelio según San Lucas (21, 25-28.34-36) nos sitúa en el discurso apocalíptico de Jesús. Él describe signos en el cielo y en la tierra, pero no para infundir miedo, sino para despertar nuestra vigilancia. "Levanten la cabeza, porque se acerca su liberación", nos dice el Señor. Este mensaje nos impulsa a vivir con esperanza, conscientes de que nuestra redención está cerca.
Unidos a Nuestra Señora de la Dulce Espera
En este tiempo de Adviento, acompañemos a María, Nuestra Señora de la Dulce Espera. Ella, como mujer de fe, nos enseña a esperar con confianza activa, a prepararnos con oración y a vivir con amor. Bajo su manto maternal, renovemos nuestra entrega al Señor, especialmente en este camino hacia el Jubileo del 2025.
A la luz del Magisterio de la Iglesia
El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 524) nos recuerda que el Adviento es un tiempo para renovar el anhelo del Mesías. Además, el Papa Francisco nos invita a vivir este tiempo con "esperanza gozosa" y a comprometernos con los más vulnerables, siendo testigos del amor de Dios en el mundo.
Una Esperanza Concreta
El Adviento es un tiempo de promesas cumplidas y de esperanza activa.
Gratitud al saber que Dios es fiel y siempre cumple sus promesas.
Una vela encendida en medio de la oscuridad, que simboliza nuestra fe y esperanza en Cristo.
Dedica tiempo a la oración personal o en familia cada día del Adviento. Enciende una vela de la corona de Adviento y medita en los evangelios diarios. Además, comprométete a realizar una obra de caridad concreta, ayudando a quien lo necesite.
Caminemos con Fe y Gozo
El Adviento es una invitación a comenzar de nuevo con Cristo. Es un tiempo para reflexionar, actuar y crecer. Caminemos juntos con fe y esperanza, y que nuestra oración sea: "Ven, Señor Jesús. Enséñanos tus caminos y prepáranos para encontrarte con un corazón dispuesto y vigilante."
¡Feliz Adviento a todos! Que el Señor los bendiga abundantemente en este nuevo año cristiano.
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