30 de septiembre — San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia
“Cuando
encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría
de mi corazón” (Jer 15,16).
Memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia.
Amante apasionado de la Sagrada Escritura, San Jerónimo nos recuerda que en la
Palabra está la fuente del gozo cristiano y el conocimiento de Cristo.
San Jerónimo: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.”
Lectio – Leer la Palabra
El profeta Jeremías describe la Palabra como alimento sabroso que llena de alegría el corazón. Así también San Jerónimo, que dedicó su vida al estudio, traducción y enseñanza de la Biblia, nos enseña a saborear cada versículo como pan para el alma.
Meditatio – Meditar la Palabra
¿Es la Palabra de Dios mi alegría cotidiana o solo un libro cerrado en mi casa? El ejemplo de San Jerónimo me interpela: él pasó noches enteras estudiando las Escrituras porque sabía que en ellas encontraba a Cristo mismo. Si busco gozo verdadero, lo hallaré en el encuentro con la Palabra viva que transforma mi corazón.
Oratio – Orar con la Palabra
Señor,
que tu Palabra sea mi gozo y mi tesoro.
Dame amor por la Sagrada Escritura,
constancia para leerla,
humildad para comprenderla
y valentía para anunciarla con fidelidad,
siguiendo el ejemplo de San Jerónimo.
Contemplatio – Guardar en el corazón
Hoy dejo que resuene en mí esta frase: “Tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón.” Cuando dejo que la Biblia me hable, encuentro un consuelo y una alegría que ninguna otra cosa del mundo puede darme.
Actio – Poner en práctica la Palabra
Jaculatoria de San Jerónimo
“Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.”
Que la memoria de San Jerónimo despierte en nosotros un amor profundo por la Palabra de Dios, para que sea siempre fuente de gozo, alimento de vida y camino seguro hacia Cristo.
Cerramos el Mes de la Biblia con San Jerónimo
Con la memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, culminamos este itinerario bíblico del mes de septiembre. Su frase célebre —“Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”— nos recuerda que el verdadero discípulo no puede vivir sin el contacto cotidiano con la Palabra de Dios.
Este mes ha sido un llamado a alimentarnos diariamente de la Escritura, a reconocer en ella a Cristo vivo, a dejar que su mensaje ilumine nuestras decisiones y se convierta en obras concretas de amor.
Ahora, más que un cierre, esta jornada es un envío: sigamos leyendo, meditando y viviendo la Palabra cada día, para que ella sea siempre nuestro gozo y la fuerza que nos sostiene en el camino de la fe.
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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