25 de septiembre — Feria del Tiempo Ordinario
“Así
será mi Palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi
voluntad y cumplirá mi encargo” (Is 55,11).
Feria del Tiempo Ordinario.
La Palabra de Dios nunca es estéril: siempre produce fruto en quienes la
escuchan con fe.
Invocación: “Señor, que tu Palabra fecunde mi vida y dé fruto abundante.”
Lectio – Leer la Palabra
El profeta Isaías compara la Palabra de Dios con la lluvia que empapa la tierra: no cae en vano, sino que fecunda y transforma. Así actúa la Palabra: nunca regresa vacía al Señor, siempre cumple su misión de dar vida.
Meditatio – Meditar la Palabra
¿Creo realmente que la Palabra de Dios transforma mi vida, aun cuando no veo resultados inmediatos? La eficacia de la Palabra no depende de mí, sino de la fidelidad de Dios. A veces sus frutos aparecen lentamente, como semilla que germina en silencio, pero siempre llega a cumplir su propósito.
Oratio – Orar con la Palabra
Señor,
tu Palabra es eficaz.
Haz que yo la reciba con corazón abierto,
que confíe en su poder transformador,
y que me deje moldear por tu voluntad
hasta dar frutos de amor y esperanza.
Contemplatio – Guardar en el corazón
Hoy repito en silencio: “No volverá a mí vacía.” Esa frase me llena de paz y confianza: todo lo que Dios promete en su Palabra se cumplirá en su tiempo.
Actio – Poner en práctica la Palabra
Jaculatoria
“Señor, que tu Palabra fecunde mi vida y dé fruto abundante.”
Que esta jornada nos recuerde que la Palabra de Dios siempre es eficaz: aunque no lo veamos, está obrando silenciosamente en nosotros y en el mundo.
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