18 de septiembre — San José de Cupertino
“Nada es imposible para Dios”
(Lc 1,37)
Memoria de San José de Cupertino, presbítero.
La Palabra nos recuerda que lo que parece inalcanzable para el hombre, se hace
posible en las manos de Dios.
Oración inspirada en San José de Cupertino: “Jesús, manso y humilde de
corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.”
Lectio – Leer la Palabra
El ángel anuncia a María que concebir al Hijo de Dios será obra del Espíritu Santo, y añade: “Nada es imposible para Dios.” Con estas palabras, la fe se apoya en la omnipotencia amorosa del Señor, que siempre cumple sus promesas.
Meditatio – Meditar la Palabra
¿Confío realmente en que para Dios nada es imposible? Muchas veces mi fe se debilita ante las dificultades. San José de Cupertino, humilde fraile franciscano, es testigo de que la gracia de Dios se manifiesta en los pequeños y sencillos, realizando maravillas a través de ellos. Su vida, marcada por la oración y la confianza, nos enseña a ponerlo todo en las manos de Dios.
Oratio – Orar con la Palabra
Señor, aumenta mi confianza en Ti.
Que en los momentos de dificultad no me deje vencer por el desánimo,
sino que me apoye en tu Palabra que me asegura:
“Para Dios nada es imposible.”
Hazme dócil como María y humilde como San José de Cupertino.
Contemplatio – Guardar en el corazón
Hoy me quedo en silencio con estas palabras: “Nada es imposible para Dios.” Las repito como un eco que me da paz, fuerza y esperanza.
Actio – Poner en práctica la Palabra
Jaculatoria inspirada en San José de Cupertino
“Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.”
Que la memoria de San José de Cupertino nos ayude a confiar en el poder de Dios, que todo lo puede y se complace en actuar en los pequeños y sencillos.
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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