10 de septiembre — San Nicolás de Tolentino
“La
Palabra del Señor permanece eternamente” (1 Pe 1,25)
San Nicolás de Tolentino, presbítero agustino.
La Palabra de Dios es eterna, firme y fiel. Frente a lo pasajero del mundo,
ella es la roca que sostiene nuestra esperanza.
San Jerónimo: “Ama la Escritura y te amará la Sabiduría.”
Lectio – Leer la Palabra
El apóstol Pedro nos recuerda que todo en la vida humana es transitorio: la gloria, la riqueza, el poder. Solo la Palabra del Señor permanece eternamente. Ella es el fundamento seguro en medio de la fragilidad de nuestra existencia.
Meditatio – Meditar la Palabra
¿Qué promesa de Dios guardo hoy en mi corazón? Tal vez la certeza de que nunca me abandona, de que su amor es fiel, o de que Cristo está conmigo hasta el fin del mundo. La Palabra me da estabilidad en un tiempo lleno de cambios y me recuerda que lo eterno tiene más peso que lo pasajero.
Oratio – Orar con la Palabra
Señor,
tu Palabra es eterna y verdadera.
Cuando me siento inseguro o frágil,
haz que recuerde tus promesas.
Que ella sea mi refugio y mi esperanza,
mi guía en la vida y mi sostén en la eternidad.
Contemplatio – Guardar en el corazón
Me detengo en esta expresión: “Permanece eternamente.” Todo pasa, pero Dios permanece. En el silencio del alma contemplo la estabilidad que solo el Señor puede ofrecerme.
Actio – Poner en práctica la Palabra
Jaculatoria de San Jerónimo
“Ama la Escritura y te amará la Sabiduría.”
Que la memoria de San Nicolás de Tolentino, hombre de oración y penitencia, nos ayude a confiar en la Palabra eterna de Dios, que nunca pasa y siempre sostiene a su Iglesia.
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
Un año de fallecido
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