07
JUL
2025

“¡Levántate! Tu fe te ha salvado”



Lunes 7 de julio de 2025 – Semana 14 del Tiempo Ordinario
“¡Levántate! Tu fe te ha salvado”

Lecturas del día:
Génesis 28,10-22
Salmo 90(91): “Señor, en ti confío”
Evangelio según San Mateo 9,18-26

Camino de esperanza desde el dolor

Este lunes comenzamos la semana 14 del Tiempo Ordinario con una palabra profundamente consoladora y esperanzadora, propia del corazón del Evangelio: Dios camina con su pueblo, y está especialmente cerca de quienes sufren, lloran o se sienten perdidos.

Jacob, en la primera lectura, va de camino. Ha huido. Está solo. Pero en medio de su noche y su cansancio, Dios se manifiesta con una promesa desbordante: “Yo estoy contigo, te guardaré por donde vayas” (Gn 28,15). La tierra en la que duerme se convierte en puerta del cielo. ¿No es esa también nuestra experiencia? A veces, cuando nos sentimos en el desierto, aparece una palabra, un gesto, un sueño, una Eucaristía, una mirada… y descubrimos que no estamos solos, que el Señor camina con nosotros.

Esta lectura nos habla de la presencia viva de Dios en nuestras peregrinaciones y luchas, algo muy propio también del Año Santo Jubilar que estamos viviendo: un tiempo para volver al corazón de Dios, descubrir su fidelidad y levantar el altar interior en nuestro corazón, como Jacob, que exclamó: “¡Qué terrible es este lugar! ¡Es la casa de Dios y la puerta del cielo!”.

Sangre que da vida: El poder sanador de Jesús

El Evangelio de hoy (Mateo 9,18-26) nos presenta dos signos de la compasión y el poder salvador de Jesús: la resurrección de una niña y la sanación de una mujer que sufría hemorragias desde hacía doce años. Ambos milagros nos hablan del poder de la fe, de la ternura de Cristo y de la novedad que Él trae a la vida del ser humano.

La mujer enferma tocó el borde del manto de Jesús, creyendo que eso bastaría para curarla. Jesús se detuvo y le dijo: “¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado”. En este mes de julio, en que celebramos la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo, contemplamos cómo la Sangre del Señor —símbolo supremo de su amor redentor— detiene la hemorragia interior de nuestro pecado, cura nuestras heridas más profundas y nos devuelve la dignidad y la esperanza.

La niña que muere y vuelve a vivir, la mujer que se levanta sanada… somos también cada uno de nosotros. El Señor viene a levantarnos, a despertarnos a una vida nueva, y lo hace con su Palabra, con su Presencia Eucarística, con la acción sanadora de los sacramentos.

Año Jubilar: una invitación a caminar en fe

Este Año Santo Jubilar 2025, con el lema “Peregrinos de esperanza”, es tiempo de volver a confiar, de despertar a la fe, de tocar a Jesús en los signos sagrados. El Evangelio de hoy nos invita a:

Acercarnos a Jesús con fe viva. No importa cuán grave sea nuestra situación, Él puede cambiarlo todo.

Recuperar la práctica del sacramento de la Reconciliación, como recomendaba el Beato Benedicto XI, a quien recordamos hoy. Fue él quien, en 1311, estableció oficialmente la obligación para todos los fieles de confesarse al menos una vez al año.

Descubrir que la Eucaristía es nuestro Betel (cf. Gn 28,19), nuestra casa de Dios en el camino.

Un mensaje para vivir hoy

Jesús te dice hoy: “¡Levántate!”
Levántate del miedo, del cansancio, del pecado, del desánimo.
Toca su manto en la oración, en la confesión, en la comunión, en el prójimo.
Su Sangre Preciosa te sana, te limpia, te renueva.

Como Jacob, construyamos hoy un pequeño altar en nuestro corazón. Digámosle a Dios:
“Aquí estás, Señor. Aquí te encontré. A ti me entrego de nuevo. En ti confío.”

Propuesta para hoy – vivir el Jubileo en lo cotidiano:

Confía nuevamente en Dios. Escribe en un papel tus miedos y ponlos en oración.

Haz un gesto de reconciliación. Llama a alguien con quien estás distanciado.

Acércate al sacramento de la confesión. No lo postergues. Es fuente de gracia.

Ofrece tu día por los enfermos que, como la mujer del Evangelio, esperan ser sanados.

Repite el versículo del Salmo 90 como oración durante el día:
“Tú eres mi refugio, Señor, y en ti confío.”

Oración final

Señor Jesús,
en este mes dedicado a tu Preciosísima Sangre,
te pedimos que nos levantes de todo lo que nos debilita,
nos laves con tu amor y nos llenes de esperanza.
Como Jacob, queremos decirte: “Tú estás aquí”.
Como la mujer sanada, queremos tocarte con fe.
Como la niña, queremos escuchar tu voz: “¡Levántate!”.
Amén.

Beato Benedicto XI, ruega por nosotros.
Preciosa Sangre de Cristo, sálvanos.
Jesús, en ti confío.

 


1 comentario

Escrito por rosaliasanjur5@gmail.com el 08/07/2025 a las 11:48

Jesús en ti confío "*

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