14
SEP
2024

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ: UNA FIESTA DE VICTORIA Y REDENCIÓN

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ: UNA FIESTA DE VICTORIA Y REDENCIÓN


Que nuestro único orgullo sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, porque en él tenemos la salvación, la vida y la resurrección, y por Él hemos sido salvados y redimidos. Ga 6, 14.


EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ: UNA FIESTA DE VICTORIA Y REDENCIÓN


La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que celebramos cada 14 de septiembre, nos invita a recordar uno de los misterios centrales de nuestra fe: la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte a través de la Cruz. Esta fiesta tiene un origen profundo y significativo en la historia de la Iglesia. En el siglo IV, la emperatriz Santa Elena, madre del emperador Constantino, descubrió en Jerusalén la verdadera Cruz donde Cristo fue crucificado. En el año 335, la basílica del Santo Sepulcro fue consagrada en el lugar de la crucifixión y del sepulcro de Cristo, y la Cruz fue expuesta para ser venerada por los fieles. Desde entonces, esta fiesta ha sido un recordatorio solemne de la Redención que Cristo nos ofrece mediante Su sacrificio en el Calvario.


La Enseñanza Central de la Carta de San Pablo a los Filipenses 2, 6-11


San Pablo, en su carta a los Filipenses 2, 6-11, nos revela la profundidad del misterio de la Cruz. Jesús, siendo Dios, no retuvo su igualdad con Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando la condición de siervo y haciéndose obediente hasta la muerte, "y una muerte de cruz"** (Fil 2,8). Esta carta nos enseña la humildad de Cristo y la grandeza del amor de Dios que se expresa en el sacrificio del Hijo. "Por eso Dios lo exaltó y le concedió el Nombre sobre todo nombre" (Fil 2,9). La Cruz, signo de humillación y derrota para el mundo, es exaltada en Cristo como el símbolo de victoria y vida eterna.


El Salmo 77: Recordar las Obras de Dios


El Salmo 77 nos invita a meditar en las maravillas de Dios y a no olvidar sus obras salvadoras: "Recordaré las hazañas del Señor, haré memoria de tus antiguos prodigios" (Sal 77,12). Al contemplar la Cruz, recordamos el mayor de sus prodigios: el amor divino que redime a la humanidad. Este Salmo nos impulsa a reflexionar sobre las intervenciones salvadoras de Dios a lo largo de la historia, culminando en la obra redentora de Cristo en la Cruz.


El Evangelio según San Juan 3, 13-17: El Amor que Redime


El Santo Evangelio según San Juan nos revela la razón más profunda detrás del sacrificio de Cristo en la Cruz: "Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3,16). La Cruz no es solo un instrumento de muerte, sino el medio por el cual Dios muestra su amor sin medida por la humanidad. Cristo mismo afirma que "cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Es en la exaltación de la Cruz donde se manifiesta el plan salvífico de Dios.


La Cruz a la Luz del Magisterio de la Iglesia


La Iglesia, a través de su Magisterio, nos enseña que la Cruz es el "árbol de la vida", un signo de esperanza y salvación. En el Catecismo de la Iglesia Católica, leemos que la muerte de Cristo en la Cruz es el único sacrificio capaz de reconciliar a la humanidad con Dios (CIC 618). La Cruz es, por tanto, la expresión más grande del amor de Dios y el llamado para todos los cristianos a seguir el ejemplo de Cristo, tomando nuestras cruces con amor y fe.


"La Cruz, nuestro signo de victoria"


La Cruz de Cristo no es signo de derrota, sino de victoria. A través de ella, Cristo ha vencido la muerte y nos ha abierto las puertas del Cielo. Recordemos siempre que cada vez que hacemos la señal de la Cruz, proclamamos nuestra fe en el misterio de la Redención y el triunfo de Jesús sobre todo mal.


Gratitud por el amor inmenso de Dios


Contemplando la Cruz, sentimos una profunda gratitud por el amor de Dios que, en su infinita misericordia, entregó a su Hijo por nuestra salvación. Este acto de amor nos invita a responder con un corazón humilde y agradecido, reconociendo el precio de nuestra redención.


 "Exalta la Cruz en tu vida diaria"


Cada cristiano está llamado a exaltar la Cruz en su vida cotidiana. ¿Cómo podemos hacerlo? A través de pequeños actos de amor y sacrificio, tomando nuestras cruces diarias con confianza en Dios. Hoy, proponte hacer la señal de la Cruz con más frecuencia y con un corazón lleno de fe, reconociendo en ella el símbolo de nuestra salvación y la llamada a vivir en santidad.


La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz nos recuerda que, en Cristo, la Cruz no es un signo de sufrimiento sin sentido, sino el camino hacia la gloria. Al celebrar esta fiesta, renovemos nuestro compromiso de seguir a Cristo, tomar nuestra cruz y vivir como discípulos fieles, confiando en la promesa de la vida eterna que Él nos ofrece a través de su sacrificio redentor. ¡Que la Cruz gloriosa de nuestro Señor Jesucristo sea siempre nuestra esperanza y fortaleza!


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo.


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