El Salmo 119, 130 nos enseña que la exposición a la Palabra de Dios ilumina nuestras mentes y corazones.
Como Iglesia, este versículo resalta nuestra necesidad de sumergirnos en las Escrituras para comprender la voluntad divina. Teológicamente, la Palabra es la luz que disipa la oscuridad de la ignorancia. Pastoralmente, en este mes dedicado a la Biblia, animamos a nuestra comunidad a profundizar en las Escrituras para recibir su luz y encontrar consuelo y dirección en nuestras vidas diarias.
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