El Salmo 12,7 nos recuerda la pureza y la profundidad de las palabras de Dios.
Así como la plata se refina siete veces en un horno de tierra para eliminar impurezas, las palabras divinas son perfectas y confiables. Esto nos desafía a confiar en la sabiduría de Dios en lugar de nuestras propias ideas limitadas.
Espiritualmente, debemos buscar su dirección en nuestras vidas, sabiendo que su palabra es un faro seguro.
Pastoralmente, como hombres y mujeres de fe, debemos compartir estas palabras con amor y humildad, guiando a otros hacia la verdad divina.
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