Octava de Navidad: Fiesta de San Juan, Apóstol y Evangelista "Hemos visto, oído y tocado la Palabra de la vida

Juan es aquel que durante la cena reclinó su cabeza sobre el pecho del Señor. Dichoso el Apóstol a quien le fueron revelados los secretos celestiales, y que difundió por todo el mundo las palabras de vida.

Octava de Navidad: Fiesta de San Juan, Apóstol y Evangelista
"Hemos visto, oído y tocado la Palabra  de la Vida"

Hoy, 27 de diciembre, en el marco de la Octava de Navidad, celebramos con gozo la Fiesta de San Juan, Apóstol y Evangelista, el discípulo amado que nos dejó un testimonio único de su cercanía con Jesús. En esta celebración, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el misterio del Verbo encarnado, la comunión con Dios y la misión de proclamar la vida que hemos recibido.

San Juan: Testigo de la Palabra de la Vida

San Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago, fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús. Su Evangelio, sus tres cartas y el libro del Apocalipsis nos revelan su profundo conocimiento del amor de Dios y su experiencia personal con el Verbo encarnado. En la primera carta que leemos hoy (1 Juan 1,1-4), San Juan nos habla de lo que ha visto, oído y tocado: la Palabra de la vida. Este testimonio no es solo un recuerdo, sino una invitación a entrar en comunión con Dios y con los demás.

El Evangelio de hoy (Juan 20,2-8) nos transporta al sepulcro vacío el domingo de la Resurrección. Juan, al entrar después de Pedro, ve y cree. Su fe en el Cristo resucitado se convierte en el fundamento de su misión: anunciar que Jesús es la Vida y la Luz del mundo.

A la luz del Magisterio de la Iglesia

La Iglesia nos enseña que San Juan, como testigo privilegiado de la encarnación y resurrección de Cristo, nos invita a vivir una fe madura y comprometida. En su carta apostólica Tertio Millennio Adveniente, San Juan Pablo II nos recuerda que el testimonio de los apóstoles es la base de nuestra fe, y que estamos llamados a ser testigos del amor de Dios en el mundo.

En este tiempo de preparación para el Jubileo del Año 2025, marcado por el lema "Peregrinos de la esperanza", San Juan nos inspira a renovar nuestra comunión con Cristo, a fortalecer nuestra vida sacramental y a compartir con alegría la buena noticia del Evangelio.

"El amor de Dios es eterno"

El testimonio de San Juan nos recuerda que el amor de Dios es eterno y que su Verbo hecho carne permanece con nosotros. Este amor nos da esperanza y nos impulsa a vivir como hijos de la luz.

La alegría de la comunión

Al meditar en las palabras de San Juan, sentimos la alegría de saber que estamos llamados a una comunión plena con Dios y con nuestros hermanos. Esta alegría, reflejada en el Salmo 96, nos invita a alabar al Señor, quien reina con justicia y fidelidad.

El discípulo amado junto a Jesús

Imaginemos a San Juan recostado en el pecho de Jesús durante la Última Cena. Esa cercanía nos habla de la intimidad que también estamos llamados a vivir con el Señor en la oración, la Eucaristía y el servicio a los demás.

Testigos del amor de Cristo

Siguiendo el ejemplo de San Juan, vivamos este tiempo de Navidad y la preparación para el Jubileo 2025 siendo testigos del amor de Cristo:

1. Escucha la Palabra: Dedica tiempo a meditar el Evangelio de San Juan y las cartas apostólicas.
2. Vive la comunión: Participa activamente en la vida sacramental, especialmente en la Eucaristía.
3. Comparte la alegría del Evangelio: Anuncia con palabras y obras que Jesús es la Vida y la Luz del mundo.
4. Practica la caridad: Busca servir a los demás, especialmente a los más necesitados, como expresión del amor de Dios.

En este tiempo de gracia, la figura de San Juan nos anima a mirar al futuro con esperanza. Su testimonio nos impulsa a caminar como discípulos amados, llevando la luz de Cristo a un mundo que necesita redescubrir el amor eterno de Dios.

Que el Señor nos conceda, por la intercesión de San Juan, vivir con fe y alegría este camino hacia el Jubileo del Año 2025, siendo siempre testigos del Verbo de Vida.

 Señor Dios eterno, alegres te cantamos a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.