Nuestra vida está en manos de Dios y bajo la protección de María

12 de septiembre de 2025 – Santísimo Nombre de María

Primera lectura: 1 Timoteo 1,1-2.12-14
Salmo responsorial: Salmo 15 – “Nuestra vida está en manos del Señor”
Evangelio: San Lucas 6,39-42

El poder de la gracia que transforma

San Pablo, en su carta a Timoteo, nos recuerda con gratitud que la gracia de Dios es más fuerte que nuestras debilidades. Él mismo, que antes fue perseguidor de la Iglesia, se reconoce como testigo vivo de la misericordia de Cristo: “Se me concedió misericordia, porque obré por ignorancia”. Este testimonio nos muestra que el Señor no se fija primero en nuestros errores, sino en la capacidad que tenemos de dejarnos transformar por su amor. Cuando Dios llama, lo hace con un propósito: sanar, levantar y enviar.

El salmo 15 nos invita a confiar: “Nuestra vida está en manos del Señor”. En un mundo donde tantas veces sentimos inseguridad, esta afirmación se convierte en un ancla de esperanza. No estamos a la deriva: nuestra historia personal y comunitaria se sostiene en las manos amorosas del Padre.

El arte de ver con los ojos de Cristo

El Evangelio de san Lucas nos advierte contra el peligro de querer corregir al hermano sin antes examinar nuestro propio corazón. Jesús utiliza imágenes claras: un ciego no puede guiar a otro ciego, ni podemos ver la paja en el ojo ajeno si no hemos quitado la viga del nuestro. No es un llamado al juicio, sino a la conversión personal. La verdadera corrección fraterna nace de la humildad, de saberse pecador necesitado de perdón, y por eso mismo capaz de acompañar al hermano con misericordia.

Los Padres de la Iglesia, como san Juan Crisóstomo, explicaban que quien no revisa su propia vida antes de corregir a otros, termina siendo un guía sin luz. El verdadero discípulo de Cristo es aquel que, iluminado por la Palabra, transmite con su testimonio más que con sus juicios.

El Santísimo Nombre de María

Hoy celebramos también el Santísimo Nombre de María, dulce invocación que desde siglos ha sostenido a los cristianos en las pruebas. Invocar el Nombre de María es invocar la cercanía materna de la Virgen, refugio seguro y maestra de esperanza. San Bernardo de Claraval decía: “Mira a la estrella, invoca a María; en las dificultades, en las dudas, en las tentaciones, piensa en María, llama a María”.

En este mes de la Biblia, el Nombre de María nos lleva a recordar que Ella guardaba en su corazón la Palabra y la meditaba (cf. Lc 2,19). Quien vive en intimidad con la Palabra de Dios, como la Virgen, aprende a mirar la vida con los ojos de Cristo.

Un mensaje de esperanza para el futuro

El mensaje de hoy es claro: la gracia de Cristo es más fuerte que nuestros pecados y nos llama siempre a levantarnos. Esto nos llena de confianza y serenidad, porque nuestra vida está en manos de Dios y bajo la protección maternal de María. Estamos invitados a aprender a mirar primero nuestro corazón antes de juzgar a los demás, practicando la misericordia y siendo, en nuestras familias, comunidades y sociedad, verdaderos faros de esperanza. Invocar el Nombre de María y meditar la Palabra nos impulsa a caminar con la certeza de que no estamos solos: Dios, rico en misericordia, sigue escribiendo con nosotros una historia de salvación.

Oración al Santísimo Nombre de María

María, Madre tierna y fiel,
tu nombre es consuelo en la prueba y fortaleza en el camino.
Hoy lo invocamos con amor y confianza,
sabiendo que en ti encontramos refugio y esperanza.

Enséñanos a guardar la Palabra de tu Hijo en nuestro corazón,
a vivir con humildad, sin juzgar a los demás,
y a caminar con fe, aun en medio de las dificultades.

Que tu Nombre, dulce y poderoso,
nos acompañe en cada decisión,
nos libre de la desesperanza
y nos guíe siempre hacia Cristo,
nuestro Salvador y Señor.

Amén.

Pbro. Alfredo Uzcátegui.