LA PUREZA DEL CORAZÓN: PEREGRINOS DE ESPERANZA EN EL AÑO JUBILAR
Génesis 2, 4-9.15-17; Salmo 103; Marcos 7, 14-23
En este 12 de febrero de 2025, la liturgia nos ofrece una profunda enseñanza sobre la vida que Dios nos ha regalado, nuestra responsabilidad ante ella y la necesidad de vivir con un corazón puro. En el contexto del Año Santo Jubilar 'Peregrinos de Esperanza', somos invitados a mirar nuestro interior, a examinar lo que brota de nuestro corazón y a tomar decisiones que nos acerquen a la santidad y a la vida plena en Dios.
Dios nos ha dado la vida: Una creación para la plenitud
El libro del Génesis (2, 4-9.15-17) nos presenta la imagen del Dios creador, que forma al hombre del barro de la tierra y sopla en él el aliento de vida. Todo en la creación es don, es obra amorosa de Dios que quiere la plenitud para cada ser humano. Nos coloca en un jardín, símbolo de su presencia y cuidado, y nos confía la misión de cultivarlo y guardarlo. Sin embargo, también nos advierte sobre el mal uso de la libertad, sobre la tentación de querer decidir por nosotros mismos lo que es bueno o malo sin contar con Él.
Hoy, ¿cómo estamos administrando la vida que Dios nos ha dado? ¿Cuidamos nuestra vida y la de los demás como un regalo divino o la tratamos con indiferencia y egoísmo? El Jubileo nos llama a una conversión profunda para ser verdaderos custodios de la vida, en todas sus etapas y dimensiones.
La pureza que Dios quiere: Lo que sale del corazón
En el Evangelio de San Marcos (7, 14-23), Jesús nos ofrece una enseñanza esencial: la verdadera pureza no se trata solo de normas externas, sino de lo que habita en el corazón del hombre. No es lo que entra por la boca lo que hace impuro a alguien, sino lo que sale del corazón: pensamientos malos, envidias, orgullos, injusticias.
Vivimos en un mundo que se obsesiona con las apariencias, con lo externo, con lo que los demás pueden ver. Nos preocupamos por la imagen que proyectamos, por lo que la gente dice de nosotros, pero Jesús nos invita a mirar hacia adentro. ¿Qué hay en tu corazón? ¿Es un santuario donde Dios habita o está contaminado por la corrupción, la mentira, la hipocresía?
Este Año Jubilar es una oportunidad para renovar el corazón, para limpiarlo con la gracia de Dios, a través del Sacramento de la Reconciliación, la oración sincera y la caridad auténtica.
Peregrinos de esperanza: Construyendo la vida en Dios
El Salmo 103 nos recuerda: "Bendice, alma mía, al Señor, que nos ha dado la vida." Nuestra existencia es un don que debemos agradecer y vivir con plenitud. La pregunta fundamental de hoy es: ¿Qué vida estás construyendo?
El Jubileo nos invita a salir de nosotros mismos, a peregrinar en busca de Dios y a ser testigos de su amor en el mundo. Construyamos una vida que valga la pena, una existencia que refleje la bondad y la pureza del corazón de Cristo.
Un compromiso para este día
Hoy, en este tiempo de gracia, hagamos un compromiso concreto: revisemos nuestro corazón. No nos quedemos en las apariencias, sino preguntemos con sinceridad: ¿Qué es lo que realmente estoy ofreciendo a Dios? Que este día sea una oportunidad para dejar entrar la luz de Cristo en nuestras vidas, para renovar nuestro amor a Dios y a nuestros hermanos.
Que María, Madre de la Esperanza, nos ayude a caminar con un corazón puro, y que este Año Jubilar nos transforme en verdaderos peregrinos de esperanza. Amén.
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