Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre. Lc 1,28,42
La Presentación de la Santísima Virgen María: Un Sí al Plan de Dios
Hoy celebramos la Memoria Obligatoria de la Presentación de la Santísima Virgen María, un día que nos invita a meditar sobre la dedicación total de María a Dios desde su infancia. Según la tradición, basada en textos apócrifos como el Protoevangelio de Santiago, los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana, llevaron a la pequeña María al Templo de Jerusalén, donde fue consagrada a Dios. Este acto es un preludio de su "fiat", su "hágase", al plan divino en la Anunciación, y refleja una entrega total al amor y a la voluntad de Dios.
Primera lectura: Zacarías 2,14-17
El profeta Zacarías nos invita a "regocijarnos" porque el Señor habitará en medio de su pueblo. Esta profecía encuentra su plenitud en María, quien se convierte en el tabernáculo vivo de Dios al llevar en su seno al Salvador. Ella es el cumplimiento de la promesa de Emmanuel, "Dios con nosotros", y su vida es una invitación constante a abrirnos al misterio de Dios que desea habitar en nosotros.
Salmo: Lucas 1,46-55
El Magníficat de María es un canto de alabanza que expresa la alegría de su alma por la grandeza de Dios. María reconoce la acción poderosa de Dios en su vida y en la historia de la humanidad. Al igual que ella, somos llamados a glorificar a Dios por su fidelidad y su amor misericordioso, que se extiende de generación en generación.
Evangelio según San Mateo 12,46-50
En este pasaje, Jesús redefine los lazos familiares, afirmando que quienes cumplen la voluntad de Dios son su familia verdadera. María, como la primera discípula, vivió esta enseñanza al entregarse plenamente al plan de Dios. Su maternidad es tanto biológica como espiritual, pues se convierte en Madre de todos los creyentes.
A la luz del Magisterio de la Iglesia
El Papa San Juan Pablo II, en su encíclica Redemptoris Mater, nos recuerda que María es "el modelo de la Iglesia en el orden de la fe, la caridad y la perfecta unión con Cristo". Su consagración total a Dios desde su infancia es una imagen de la santidad a la que todos somos llamados.
El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2674-2675) también nos enseña que la oración de la Iglesia está profundamente unida a María. Ella nos guía hacia su Hijo, ayudándonos a cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida cotidiana.
"En María contemplamos la pureza de una vida plenamente entregada a Dios desde el inicio. Su sí es una puerta abierta para que Dios actúe en la historia."
Sentimos una profunda gratitud hacia María, quien nos enseña a confiar en el amor de Dios y a dejarnos moldear por su plan, incluso cuando no lo comprendemos completamente.
Visualiza a María, una niña pequeña, caminando de la mano de San Joaquín y Santa Ana hacia el Templo. Su mirada refleja confianza y su corazón, una entrega absoluta al Dios que la llama.
Hoy, dedica un tiempo a consagrarte a Dios, como lo hizo María. Ora con el Magníficat y pídele a la Virgen que te ayude a cumplir la voluntad de Dios en tu vida. Si puedes, participa en la Eucaristía o visita el Santísimo Sacramento.
Oración final
Oh María, Virgen ofrecida desde tu infancia al amor del Padre, modelo de entrega y fe, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, cumpliendo siempre su voluntad. Guíanos hacia tu Hijo Jesús y enséñanos a decir nuestro propio "hágase" con generosidad y amor. Amén.
Que la Virgen María, en su Presentación, nos inspire a ofrecer toda nuestra vida al servicio de Dios y de los demás, siendo testigos de esperanza y alegría en el mundo.
Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor Lc 11,28
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