13
FEB
2025

La Esperanza de un Corazón Abierto a Dios y al Prójimo

La Esperanza de un Corazón Abierto a Dios y al Prójimo


La Esperanza de un Corazón Abierto a Dios y al Prójimo

En este 13 de febrero de 2025, la liturgia nos ofrece una reflexión profunda sobre el amor, la confianza y la perseverancia en la fe. En el libro del Génesis (2,18-25), contemplamos la belleza del plan de Dios al crear a la humanidad para la comunión y la complementariedad. Dios, que es amor, nos ha hecho para vivir en relación, en familia, en comunidad, recordándonos que no estamos solos en nuestro caminar.

El salmo 127 nos exhorta: "Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos". La verdadera felicidad no radica en la autosuficiencia, sino en vivir según la voluntad de Dios. Temor del Señor no significa miedo, sino reverencia, confianza y obediencia amorosa. Es en este abandono confiado donde encontramos la bendición y la paz.

El Evangelio de San Marcos (7,24-30) nos presenta a la mujer sirofenicia, una extranjera que, con humildad y fe inquebrantable, obtiene de Jesús la curación de su hija. Su testimonio nos enseña que la esperanza y la perseverancia en la oración siempre son escuchadas. En un mundo que muchas veces levanta barreras de exclusión, Jesús nos muestra que la fe y el amor trascienden fronteras.

Peregrinos de Esperanza en el Año Santo Jubilar

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre el significado de ser "Peregrinos de Esperanza" en este Año Santo Jubilar. La mujer sirofenicia nos muestra cómo un corazón humilde y confiado es capaz de derribar muros y alcanzar la misericordia de Dios. Nos llama a abrirnos a la fe viva, a confiar en que Dios tiene planes de amor para cada uno de nosotros.

En este camino de peregrinación, estamos llamados a mirar en nuestro interior: ¿Cuáles son los muros que impiden que Dios transforme nuestra vida? ¿Estamos permitiendo que el amor guíe nuestras acciones? La pureza que agrada a Dios no es solo externa, sino un corazón libre de egoísmo, rencor y falta de fe.

Hoy, la Palabra nos anima a vivir con esperanza, confiando en que Dios nos acompaña en cada paso. Como la mujer sirofenicia, acerquémonos a Él con humildad y fe, seguros de que su amor siempre nos sostiene. Que este Año Jubilar sea una oportunidad para renovar nuestra confianza en el Señor y ser testigos de su misericordia en el mundo.

Que la Virgen María, peregrina de la fe, nos ayude a caminar con corazones llenos de esperanza. Amén.

 


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