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DIC
2024

Esperanza Viva: Preparándonos para la Navidad y el Jubileo 2025 en el IV Domingo de Adviento

Esperanza Viva: Preparándonos para la Navidad y el Jubileo 2025 en el IV Domingo de Adviento


Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra, y germine el Salvador. Is 45,8


IV Domingo de Adviento: Una Esperanza que Transforma

Lecturas Bíblicas:

  • Primera lectura: Miqueas 5,1-4
  • Salmo Responsorial: Salmo 79 (80): "Señor, muéstranos tu favor y sálvanos".
  • Segunda lectura: hebreos 10,5-10
  • Evangelio: Lucas 1,39-45


Estamos en el IV Domingo de Adviento, a las puertas de la Navidad, un tiempo donde la liturgia nos invita a mirar con esperanza el cumplimiento de las promesas de Dios. Este domingo nos lleva al corazón de la espera mesiánica, que se encarna en la figura de María, la Virgen de la Dulce Espera, y en San José, modelo de confianza en los planes divinos. Además, iniciamos nuestra preparación para el Jubileo del Año 2025, como peregrinos de la esperanza, un camino que comienza con el nacimiento de Jesús, el Emmanuel.

La Promesa de Miqueas: Una Esperanza Pequeña pero Poderosa

En la primera lectura, el profeta Miqueas anuncia que de Belén, una aldea pequeña e insignificante, saldrá el Mesías, el pastor que gobernará con justicia y traerá paz. Este texto nos recuerda que Dios elige lo humilde para realizar sus grandes obras. Belén, la ciudad de David, se convierte en el lugar donde la historia de la salvación toma un giro definitivo.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC 522) enseña que todo el Antiguo Testamento se orienta hacia el nacimiento de Cristo, y Miqueas destaca que el Mesías será pastor, reflejo del amor y cuidado de Dios por su pueblo.

En nuestras vidas, Dios también actúa desde lo pequeño y cotidiano. ¿Qué "Belén" hay en tu corazón que Dios quiere transformar?

El Sí de María: La Visita que Llena de Gozo

El Evangelio según San Lucas nos presenta la visita de María a Isabel. Este encuentro es un modelo de fe y servicio. María, la llena de gracia, lleva en su seno a Jesús y, con su presencia, llena de gozo a Isabel y al niño que lleva en su vientre.

El Papa Francisco nos recuerda en Evangelii Gaudium (n. 288) que María es la madre de la esperanza, una mujer que confía plenamente en Dios y nos enseña a mirar el futuro con fe.

Como María, estamos llamados a ser portadores de Cristo, llevando esperanza y alegría a quienes nos rodean.

El Sacrificio Perfecto: La Obediencia de Cristo

En la carta a los hebreos, se nos revela que Jesús se ofrece como el sacrificio perfecto, cumpliendo la voluntad del Padre. Este acto de obediencia transforma la antigua ley de sacrificios en un camino de amor y reconciliación.

El sacrificio de Cristo, actualizado en cada Eucaristía, es el centro de nuestra fe (CEC 1362-1364). Nos invita a vivir una vida entregada, siguiendo su ejemplo.

¿Cómo puedes vivir la voluntad de Dios en tu vida diaria, ofreciendo tus obras como un sacrificio agradable al Señor?

"En la pequeñez de Belén, en el sí de María, y en el sacrificio de Cristo, descubrimos que la esperanza nunca defrauda, porque está anclada en la fidelidad de Dios."

Alegría y confianza en que Dios cumple sus promesas, incluso en medio de nuestras limitaciones.

María y José, caminando hacia Belén, llevando en su corazón la certeza de que el Emmanuel, Dios con nosotros, transformará el mundo.

  1. Vive este último tramo del Adviento con actos concretos de caridad: visita a un enfermo, ayuda a una familia necesitada o comparte tu tiempo con alguien que esté solo.
  2. Participa en la Eucaristía con mayor devoción, ofreciendo tu vida como un don para Dios.
  3. Dedica un momento en familia para rezar el rosario, meditando en los misterios de la esperanza y el amor de Dios.

Hacia el Jubileo 2025: Peregrinos de la Esperanza

El Jubileo que iniciaremos el 24 de diciembre de 2024 es una oportunidad para renovar nuestra fe y esperanza. Como María y José, somos llamados a caminar con valentía hacia un futuro lleno de promesas. Preparémonos espiritualmente, haciendo de nuestras parroquias comunidades de acogida y misericordia.

El IV Domingo de Adviento nos invita a mirar hacia Belén, a dejarnos llenar de la alegría del encuentro con Cristo y a vivir con esperanza activa. Que María y José nos guíen en este camino, y que el Niño Jesús, al nacer en nuestros corazones, nos transforme en portadores de su paz y amor.

 

Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. Lc 1,38


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