Día 8 – Creo en el Espíritu Santo
Palabra de Dios:
“Y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros siempre: el Espíritu de la verdad” (Jn 14,16-17).
Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 687):
“Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios (1 Co 2,11). Ahora bien, su Espíritu, que lo revela, nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se dice a sí mismo. El que ‘habló por los profetas’ nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a Él no le oímos. Lo conocemos únicamente en la relación en que nos pone con Cristo y con el Padre.”
Reflexión
Creemos en el Espíritu Santo, el gran don del Resucitado que habita en la Iglesia y en cada creyente como fuerza viva que guía, consuela e impulsa a la misión. Pensar en la acción del Espíritu que nos introduce en la intimidad de Dios nos lleva a sentir la alegría y la paz de sabernos acompañados siempre por su presencia, y nos mueve a actuar con docilidad y apertura interior, dejándonos conducir por sus inspiraciones para dar frutos de santidad y ser testigos valientes del Evangelio.
Pregunta para el corazón
¿Me dejo guiar por el Espíritu Santo en mis decisiones y acciones cotidianas?
Propósito del día
Invocar al Espíritu Santo al comenzar el día con la oración: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.”
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