DÍA 28 – El amor más grande
Palabra de Dios
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo.”
(Juan 3,16)
Reflexión del día
El misterio más grande del cristianismo está
contenido en esta frase: Dios nos amó tanto, que entregó lo más valioso que
tenía, su Hijo, para nuestra salvación.
Este amor no es abstracto ni lejano; es un amor concreto, visible, encarnado en
el Corazón traspasado de Jesús. En ese Corazón se revela el rostro del Padre:
un amor total, libre, eterno, que salva.
Como recuerda Miserentissimus Redemptor, “el Corazón de Jesús es el mayor testimonio del amor del Padre” (n. 2). Este amor no es solo para ser contemplado, sino para ser vivido y compartido, especialmente en la vida familiar: en el servicio generoso, en la reconciliación, en la alegría de estar juntos.
Hoy, somos invitados a renovar nuestra fe en ese amor que no falla y a testimoniarlo en casa, celebrando con alegría que somos amados y salvados por Cristo.
Oración del día
Gracias, Jesús, por tu amor que salva. Que el recuerdo de tu entrega en la cruz y de tu Corazón traspasado nos impulse a amar más y mejor. Ayúdanos a vivir ese amor en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo escondido. Amén.
Frase para meditar
“El Corazón de Jesús es el mayor testimonio
del amor del Padre.”
– Miserentissimus Redemptor, n. 2
Profundiza tu fe
Compromiso familiar del día
Hoy, celebren en familia un momento fraterno con alegría: puede ser una comida especial, una dinámica de gratitud, un juego compartido o una oración de acción de gracias. Que ese gesto sea signo del amor de Dios que habita en el hogar.
Intención del día
Oremos por las familias que necesitan
experimentar el amor de Dios:
Para que, incluso en medio de la soledad, el sufrimiento o la frialdad,
descubran que el Corazón de Jesús las ama con ternura infinita. Que el
testimonio de otras familias creyentes les ayude a abrirse a ese amor que
transforma todo.
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