El Credo: nuestra fe profesada
El
Credo, que proclamamos cada domingo en la Santa Misa, es el resumen de nuestra
fe, la síntesis de lo que la Iglesia cree y enseña desde los Apóstoles. No es
sólo una fórmula repetida de memoria, sino una confesión viva que nos une como
comunidad y nos impulsa a vivir conforme al Evangelio. Cada palabra del Credo
es un tesoro, porque nos recuerda quién es Dios, qué ha hecho por nosotros y
cuál es nuestra esperanza.
En esta serie de 13 días recorreremos, paso a paso, cada artículo del Credo. A
la luz de la Palabra de Dios y del Catecismo de la Iglesia Católica,
meditaremos brevemente cómo pensar, sentir y actuar en consecuencia, para que
nuestra profesión de fe no sea sólo de labios, sino de vida.
Día 1 – Creo en Dios Padre todopoderoso
Palabra
de Dios:
“Yo soy el Señor, el Dios de tus padres” (Ex 3,6).
Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 268):
“De todos los atributos divinos, sólo la omnipotencia de Dios es nombrada en el Símbolo: confesarla tiene un gran alcance para nuestra vida. Creemos que esa omnipotencia es universal, porque Dios, que ha creado todo (cf. Gn 1,1; Jn 1,3), rige todo y lo puede todo; es amorosa, porque Dios es nuestro Padre (cf. Mt 6,9); es misteriosa, porque sólo la fe puede descubrirla cuando ‘se manifiesta en la debilidad’ (2 Co 12,9; cf. 1 Co 1,18).”
Reflexión
Al iniciar nuestra meditación sobre el Credo, confesamos con fe que creemos en Dios Padre todopoderoso. No hablamos de un poder humano que domina o impone, sino del poder amoroso de un Padre que sostiene el universo entero y cuida cada detalle de nuestra vida. Pensar en la grandeza de Dios que mantiene todo en existencia, desde lo más inmenso del cosmos hasta lo más pequeño e invisible, nos lleva a sentir la confianza de sabernos en manos seguras que nunca nos abandonan, incluso en medio de las pruebas, y a actuar con humildad, aprendiendo a soltar el control y a confiar en que el Padre sabe lo que necesitamos antes de pedirlo.
Pregunta para el corazón
¿Dejo que Dios sea realmente el Señor de mi vida?
Propósito del día
Rezar hoy con calma y confianza un Padre Nuestro, dejándole a Dios mis preocupaciones y confiando en que su voluntad es siempre buena.
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