Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario: Decidir por Cristo y Su Iglesia
En este Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario, la liturgia nos invita a reflexionar sobre una decisión fundamental en nuestra vida de fe: seguir al Señor con fidelidad y entrega total. Las lecturas bíblicas de hoy, extraídas del libro de Josué, del Salmo 33, de la Carta a los Efesios y del Evangelio según San Juan, nos presentan un desafío que atraviesa los tiempos: elegir a quién servimos y cómo lo hacemos.
Primera Lectura: Josué 24,1-2.15-17.18
El pasaje del libro de Josué nos transporta a un momento crucial para el pueblo de Israel. Después de haber conquistado la Tierra Prometida, Josué reúne a todas las tribus en Siquem y les plantea una opción clara: "Escojan hoy a quién quieren servir" (Jos 24,15). La respuesta del pueblo es contundente: "Nosotros también serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios" (Jos 24,18).
La elección de servir al Señor no es una decisión que se toma una vez y para siempre, sino que requiere una renovación constante. Este llamado a decidir se dirige también a nosotros hoy. Debemos renovar nuestra fidelidad a Dios y reafirmar nuestra voluntad de vivir conforme a Su voluntad, dejando de lado los "dioses" que nos distraen y nos apartan del verdadero camino.
Salmo 33
El Salmo 33 es un canto de alabanza al Señor que rescata a los justos de sus angustias. Nos recuerda que el Señor escucha el clamor de aquellos que lo temen y confían en Él. "Gusten y vean qué bueno es el Señor" (Sal 33,9) es una invitación a experimentar la bondad de Dios en nuestras vidas.
La confianza en Dios es la fuente de nuestra alegría y esperanza. A través de este salmo, se nos invita a probar la bondad del Señor y a confiar en Su protección. Es un llamado a la alabanza continua y a la gratitud por las bendiciones recibidas.
Segunda Lectura: Efesios 5,21-32
San Pablo, en su Carta a los Efesios, nos ofrece una profunda enseñanza sobre el matrimonio, comparando la relación entre esposo y esposa con la relación entre Cristo y la Iglesia. "Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella" (Ef 5,25). Este pasaje subraya la sacramentalidad del matrimonio y la vocación al amor mutuo y al servicio dentro del hogar.
El matrimonio cristiano es un reflejo del amor de Cristo por su Iglesia. Los esposos están llamados a vivir en una entrega mutua y sacrificial, imitando el amor de Cristo que se dio por nosotros. Este pasaje nos recuerda la dignidad y el valor del sacramento del matrimonio y la importancia de construir familias centradas en el amor de Cristo.
Evangelio: Juan 6,55.60-69
El Evangelio de hoy nos presenta el final del discurso del Pan de Vida en el capítulo 6 de San Juan. Jesús declara: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna" (Jn 6,55). Estas palabras son difíciles de aceptar para muchos de sus seguidores, quienes se apartan de Él. Ante la pregunta de Jesús, "¿También ustedes quieren irse?" (Jn 6,67), Pedro responde con una confesión de fe: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6,68).
Este pasaje nos enfrenta con la realidad del misterio de la Eucaristía y la necesidad de fe para acogerlo. La decisión de seguir a Cristo, incluso cuando Sus enseñanzas son difíciles de comprender, es un acto de fe y confianza en Su palabra. La Eucaristía, como centro de nuestra vida cristiana, es la fuente de vida eterna y nos fortalece en nuestra peregrinación hacia el Cielo.
Reflexión a la Luz del Magisterio de la Iglesia
La enseñanza de la Iglesia Católica, basada en las Escrituras y en la Tradición, nos invita a renovar constantemente nuestra fe y nuestra decisión de seguir a Cristo. El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC 1324) nos recuerda que "la Eucaristía es la fuente y cumbre de toda la vida cristiana". Este misterio central de nuestra fe es lo que nos nutre y nos sostiene en nuestro camino.
Además, el Concilio Vaticano II, en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (n. 48), subraya la santidad del matrimonio cristiano, destacando que los esposos están llamados a reflejar el amor de Cristo por su Iglesia en su vida conyugal.
La decisión de seguir a Cristo es una elección diaria que nos compromete a vivir conforme a Su enseñanza, especialmente cuando esta nos desafía a ir más allá de nuestra comodidad.
Que nuestro corazón se llene de gratitud por el don de la Eucaristía, donde Cristo se nos da como alimento para nuestra vida espiritual, y que esta gratitud nos impulse a vivir una vida de fidelidad a Su amor.
Esta semana, renovemos nuestra decisión de seguir a Cristo participando activamente en la Eucaristía, orando en familia y reflexionando sobre cómo podemos vivir con mayor fidelidad nuestra vocación, ya sea en el matrimonio, en la vida consagrada o en el estado de vida laical.
Que el Señor nos conceda la gracia de elegirle cada día, de servirle con amor y fidelidad, y de vivir en comunión con Su Iglesia, sabiendo que en Él encontramos las palabras de vida eterna. Amén.
Tus Palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 63.68
Te doy gracias Señor Jesús, porque tu tienes palabras de vida eterna, y eres el camino, la verdad y la vida. Amén. Amén, amén.
Te doy gracias Señor Jesús, porque tu tienes palabras de vida eterna, y eres el camino, la verdad y la vida. Amén. Amén, amén.
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