En el mes de Santa Ana y San Joaquín, reflexionemos en 1 Timoteo 5,8: "Pues si alguno no cuida a los suyos, en especial a los de su familia, ha renegado de la fe y es peor que quien no cree".
Este pasaje nos recuerda la responsabilidad de cuidar y proveer para nuestra familia.
Sigamos el ejemplo de nuestros patronos, siendo pilares de apoyo y amor en nuestros hogares, demostrando nuestra fe a través de acciones concretas.
Siempre debemos ser luz e instrumento de amor hacia los demás, a pesar de la adversidad que encontremos en el otro, hay que dar tiempo, con buena voluntad, buscándo lo que al familiar pueda hacerle feliz. Todo, sin esperar nada a cambio. El amor todo lo puede y todo lo vence.
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