En el mes de Santa Ana y San Joaquín, reflexionemos en Eclesiástico 3,2-4: " Porque el Señor ha dado gloria al padre por encima de los hijos, y ha confirmado la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra al padre expía sus pecados, y el que respeta a su madre es como el que acumula tesoros".
Este pasaje nos enseña sobre la importancia de honrar y respetar a nuestros padres, y cómo esto conduce a bendiciones y armonía en nuestras vidas. Sigamos el ejemplo de nuestros patronos, cultivando el amor y la reverencia hacia nuestros padres, y así experimentaremos la gracia y el favor de Dios en nuestras familias.
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