Nuestra Señora María Auxiliadora de los Cristianos. Enseñanzas prácticas. Viernes de la séptima semana del tiempo ordinario.

La carta del apóstol Santiago 5, 9-12.

1. La paciencia y la perseverancia en medio de las pruebas

Santiago exhorta a los creyentes a no quejarse unos contra otros, para no ser juzgados, y los anima a mantener la paciencia y la perseverancia, tomando como ejemplo a los profetas que hablaron en el nombre del Señor y al mismo Job. Esta enseñanza se centra en la virtud de la paciencia y la importancia de mantenerse firme en la fe durante las dificultades.

La Iglesia Católica enseña la virtud de la paciencia como parte fundamental del crecimiento espiritual y moral del cristiano. La paciencia es una de las formas en las que se manifiesta la caridad, y es esencial para soportar las pruebas y tribulaciones con esperanza y confianza en Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) enfatiza que la paciencia nos permite "permanecer firmes en las dificultades y resistir en la adversidad" (CIC 1808).

2. La sinceridad y la verdad en el hablar

Santiago aconseja a los creyentes que su "sí" sea "sí" y su "no" sea "no", advirtiéndoles de no jurar por el cielo, la tierra o cualquier otra cosa, para evitar caer en condenación. Esta enseñanza subraya la importancia de la sinceridad y la verdad en el hablar.

La Iglesia Católica valora profundamente la verdad y la honestidad, considerándolas esenciales para la vida cristiana. El octavo mandamiento, "No darás falso testimonio contra tu prójimo", se refiere a la obligación de vivir en la verdad y de respetar la reputación de los demás. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que "la verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse verdadero en sus actos y en decir la verdad en sus palabras, guardándose de la duplicidad, la simulación y la hipocresía" (CIC 2468). Vivir y hablar con sinceridad y honestidad es un reflejo de la integridad personal y del respeto a la verdad, que es Dios mismo.

Los versículos de Santiago 5, 9-12 enseñan a los creyentes a ser pacientes y perseverantes en medio de las pruebas y a ser sinceros y veraces en su hablar, principios que están profundamente enraizados en la doctrina y enseñanza de la Iglesia Católica.

El Evangelio según San Marcos 10, 1-12 contiene enseñanzas significativas sobre el matrimonio y la indisolubilidad del mismo, las cuales son fundamentales en la doctrina de la Iglesia Católica.

1. La indisolubilidad del matrimonio

Jesús enseña que el matrimonio es una unión indisoluble entre un hombre y una mujer, establecida por Dios desde la creación. "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre" (Marcos 10,7-9).

La Iglesia Católica sostiene que el matrimonio es un sacramento y una unión permanente y exclusiva. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, "El matrimonio, alianza por la cual el hombre y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, por su misma índole está ordenado al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole, y ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados" (CIC 1601). La Iglesia enseña que esta unión no puede ser disuelta por ninguna autoridad humana, ya que es una institución divina.

2. La fidelidad conyugal y el rechazo al divorcio

Jesús reafirma la enseñanza sobre la fidelidad conyugal y rechaza el divorcio, declarando que cualquiera que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio, y viceversa. "Y les dijo: Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio" (Marcos 10,11-12).

La Iglesia Católica considera el matrimonio como un vínculo que no puede ser disuelto por el divorcio civil. El Catecismo de la Iglesia Católica establece que "El amor conyugal exige de los esposos, por su misma naturaleza, una fidelidad inviolable. Esto es la consecuencia del don de sí mismos que se hacen uno a otro" (CIC 1646). La enseñanza de la Iglesia es que el adulterio es un grave pecado y una violación de la fidelidad matrimonial. La indisolubilidad del matrimonio se basa en la fidelidad de Dios a su alianza y en la fidelidad de Cristo a su Iglesia (CIC 1615).

Los versículos de Marcos 10, 1-12 enseñan sobre la indisolubilidad del matrimonio y la fidelidad conyugal, rechazando el divorcio y el adulterio. Estas enseñanzas están firmemente enraizadas en la doctrina de la Iglesia Católica, que valora el matrimonio como un sacramento sagrado y una unión permanente y fiel.