Parroquia
Santa Ana y San Joaquín – Panamá
Sábado 7 de junio de 2025
Año Santo Jubilar – Peregrinos de Esperanza
Misa
Vespertina de la Vigilia de Pentecostés
Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.
En esta noche santa, víspera de la Solemnidad de Pentecostés, la Iglesia entera se dispone a recibir con corazón abierto al Espíritu Santo, el Don prometido por el Padre, el alma de la Iglesia, el Protagonista de la misión. Esta Vigilia de Pentecostés no es una mera preparación litúrgica, sino una experiencia de oración profunda, de apertura del corazón a una nueva efusión del Espíritu. Este año, celebramos este momento en el contexto luminoso del Año Santo Jubilar, como Peregrinos de la Esperanza, sabiendo que el Espíritu es quien renueva la faz de la tierra y de nuestras vidas.
I. Lectura del Génesis 11,1-9: La torre de Babel y el lenguaje del Espíritu
La primera lectura nos lleva al relato de la torre de Babel. Es el drama de la humanidad que, movida por el orgullo y la autosuficiencia, intenta construir una civilización sin Dios, buscando "hacerse un nombre" por sí misma. El resultado es confusión, dispersión y ruptura de la comunión.
Pero Pentecostés vendrá a sanar esta herida. Donde el orgullo divide, el Espíritu une. Donde el egoísmo construye muros, el Espíritu abre caminos. Donde hay confusión de lenguas, Él nos da un lenguaje nuevo: el del amor que comprende, une y edifica la comunión.
En este Jubileo 2025, el Señor nos llama a desmontar nuestras torres interiores de Babel —prejuicios, divisiones, autosuficiencias— y permitir que el Espíritu edifique en nosotros una Iglesia verdaderamente sinodal, donde caminemos juntos, guiados por la Palabra de Dios.
Salmo 103: "Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra"
Este salmo se convierte en plegaria ardiente del pueblo
creyente. La renovación de la tierra no vendrá por estrategias humanas,
sino por la acción del Espíritu Santo. Hoy, cuando la creación gime por el
maltrato del hombre (cf. Laudato Si'), cuando la humanidad clama por
sentido, justicia y paz, esta súplica se vuelve urgente:
“Envía, Señor, tu Espíritu, y renueva la faz de la tierra.”
Vivamos este Año Jubilar con un compromiso ecológico espiritual, que brote del corazón nuevo que el Espíritu modela en nosotros. El Espíritu no solo transforma personas, también inspira una cultura nueva de vida, paz y cuidado de la casa común.
Romanos 8,22-27: El gemido de la creación y del corazón
San Pablo nos lleva a contemplar un misterio profundo: la creación entera gime como con dolores de parto, anhelando la redención. También nosotros gemimos interiormente, porque aún no somos plenamente lo que Dios quiere de nosotros. Pero no estamos solos. El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Este texto es una palabra luminosa para los tiempos actuales. Vivimos en medio de crisis —sociales, espirituales, familiares— pero no estamos abandonados. El Espíritu ora en nosotros, sostiene nuestra esperanza, intercede desde dentro de nuestras luchas.
Este Año Jubilar es ocasión para redescubrir el don de la oración en el Espíritu. En la escuela del Espíritu aprendemos a orar no desde la superficialidad, sino desde lo profundo del corazón, donde se encuentran nuestras lágrimas con las suyas, nuestro gemido con su amor.
Juan 7,37-39: Jesús promete el Agua Viva del Espíritu
En el clímax de la fiesta judía, Jesús se levanta y proclama:
“Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.”
¡Qué poderosa invitación para este tiempo jubilar! Jesús no promete soluciones rápidas, sino una fuente interior de vida y sentido: el Espíritu Santo, como río que brota del corazón del creyente. La sed de hoy es real: sed de amor, de identidad, de pertenencia, de futuro. Sólo Jesús puede saciarla.
Y añade Juan: “Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él.” La condición es clara: creer y acercarse a Jesús. Vivir este Pentecostés es beber del Corazón de Cristo abierto en la Cruz. En este Año Santo, la indulgencia jubilar es esa experiencia de gracia que renueva desde dentro, que nos limpia y nos devuelve la frescura del primer amor.
VIVIR EL AÑO SANTO JUBILAR CON EL ESPÍRITU
En este Jubileo, el Espíritu Santo nos invita a:
¡Ven, Espíritu Santo!
Este sábado por la tarde, al caer el sol, inicia la gran fiesta del Espíritu. Es tiempo de gracia, tiempo de despertar, tiempo de esperanza. Como María en el cenáculo, aguardamos con corazón dispuesto la irrupción del Fuego de Dios.
Pidamos con humildad:
“Ven, Espíritu Santo. Riega lo que está seco, sana lo que está enfermo,
renueva lo que está cansado. Despierta a tu Iglesia y envíanos de nuevo al
mundo, como testigos del Resucitado.”
Desde nuestra parroquia, en comunión con toda la Iglesia, vivamos esta Vigilia como un nuevo Pentecostés. Y que, al celebrar la Eucaristía esta noche, el Espíritu nos haga verdaderos portadores de esperanza en este Año Santo del Jubileo 2025.
¡Ven, Espíritu Santo! ¡Haz nuevas todas las cosas!
P. Alfredo
Uzcátegui
Parroquia de Santa Ana y San Joaquín
Vigilia de Pentecostés – Año Santo Jubilar 2025
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared