Lecciones de Fidelidad y Confianza: Primero el Reino de Dios.

Ahora gozan en el cielo las almas de los santos, que siguieron en la tierra las huellas de Cristo; y, porque lo amaron hasta derramar su sangre por Él, con Cristo se gozan eternamente.

Sábado de la Semana XI del Tiempo Ordinario: Santos Juan Fisher y Tomás Moro, Mártires

Lecturas:

- 2 Crónicas 24, 17-25

- Evangelio según san Mateo 6, 24-34

Hoy, la Iglesia celebra la memoria de los santos Juan Fisher y Tomás Moro, mártires, ejemplos de fidelidad a la verdad y de entrega total a Dios. En este contexto, las lecturas de la liturgia nos ofrecen una profunda enseñanza sobre la fidelidad y la confianza en la providencia divina.

Segundo Libro de las Crónicas 24, 17-25

En este pasaje del Segundo Libro de las Crónicas, observamos la historia del rey Joás de Judá. Después de la muerte del sacerdote Yehoyadá, quien había guiado a Joás por el camino del Señor, el rey se desvía y escucha a consejeros que lo llevan a la idolatría. El profeta Zacarías, hijo de Yehoyadá, advierte al pueblo sobre su infidelidad a Dios, pero su mensaje es rechazado y él es asesinado en el templo.

Esta historia nos recuerda las consecuencias de apartarnos de Dios y la importancia de la fidelidad a Su Palabra. La infidelidad de Joás y su corte llevó a la desintegración moral y espiritual del reino, demostrando que alejarse de Dios siempre trae sufrimiento y desorden.

Evangelio según san Mateo 6, 24-34

En el Evangelio, Jesús nos enseña que no podemos servir a dos señores; no podemos servir a Dios y al dinero. Nos llama a confiar en la providencia divina, asegurándonos que Dios sabe de nuestras necesidades y cuida de nosotros. Jesús nos invita a buscar primero el Reino de Dios y Su justicia, prometiéndonos que todo lo demás nos será dado por añadidura.

Enseñanza Central: Fidelidad y Confianza en Dios

La combinación de estas lecturas con la memoria de los mártires Juan Fisher y Tomás Moro subraya una enseñanza central: la fidelidad a Dios y la confianza en Su providencia son fundamentales en nuestra vida cristiana. Fisher y Moro enfrentaron la muerte porque no estaban dispuestos a comprometer su fe y su lealtad a Dios. Su ejemplo nos llama a poner a Dios por encima de todo, incluso de nuestras vidas.

Datos Importantes a la Luz del Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Católica

El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que "la confianza en Dios es una actitud filial de respeto y de amor, una adhesión profunda y total a la voluntad divina" (CIC 2090). La enseñanza de hoy resuena con esta verdad, instándonos a confiar plenamente en Dios, reconociendo que todo lo que tenemos y somos proviene de Su amor y providencia.

El Concilio Vaticano II, en "Gaudium et Spes", nos enseña que los bienes materiales deben ser utilizados según los principios de la justicia y la caridad, evitando el apego desordenado a ellos. Jesús nos recuerda que, al poner primero el Reino de Dios, no sólo recibimos lo necesario, sino que también encontramos la verdadera paz y satisfacción.

Aplicación Práctica: Vivir la Fidelidad y la Confianza

1. Revisión de Prioridades: Examinemos nuestras vidas para identificar aquello que ocupa el primer lugar. ¿Estamos poniendo a Dios y Su Reino antes que nuestras preocupaciones materiales?

2. Oración y Lectura de la Biblia: Dediquemos tiempo diario a la oración y a la lectura de la Palabra de Dios para fortalecer nuestra relación con Él y alimentar nuestra fe.

3. Practicar la Caridad: Sigamos el ejemplo de los santos mártires y practiquemos la generosidad con los demás, especialmente con los más necesitados. Compartamos nuestras bendiciones y vivamos la justicia y la caridad en nuestras acciones diarias.

Que los ejemplos de fidelidad de los santos Juan Fisher y Tomás Moro, junto con las enseñanzas de las Escrituras de hoy, nos inspiren a vivir una vida de plena confianza en Dios y de fidelidad a Su voluntad. Que busquemos siempre el Reino de Dios y Su justicia, confiando en que todo lo demás nos será dado por añadidura. Amén.

Jesucristo, siendo rico , se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. 2cor 8,9.