La Misericordia Infinita de Dios y la Verdadera Familia de Jesús: Un Llamado a la Conversión y a la Solidaridad

En la lectura del libro del profeta Miqueas (7,14-15.18-20), el profeta presenta una poderosa súplica a Dios, pidiendo que pastoree a su pueblo como lo hizo en tiempos antiguos. Este pasaje subraya la fidelidad de Dios a su alianza, recordándonos que Su misericordia es infinita y que Él no guarda rencor eternamente. Dios promete liberar a Su pueblo de sus enemigos y perdonar sus pecados, mostrando Su amor incondicional y Su deseo de restaurar la relación con Su pueblo.

En el Evangelio según San Mateo (12,46-50), Jesús redefine las relaciones humanas, estableciendo que aquellos que hacen la voluntad de su Padre celestial son su verdadera familia. Este mensaje es revolucionario porque amplía el concepto de familia más allá de los lazos de sangre, subrayando la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios como criterio fundamental para pertenecer a la familia de Jesús.

La Iglesia Católica, a través de su Magisterio, nos enseña sobre la importancia de la misericordia y el perdón de Dios, como se refleja en la encíclica Dives in Misericordia del Papa San Juan Pablo II. En ella, se enfatiza que la misericordia es un atributo esencial de Dios y un pilar fundamental de la fe cristiana. Además, el Papa Francisco, en su bula *Misericordiae Vultus*, nos recuerda que la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia.

Asimismo, la enseñanza de Jesús sobre la verdadera familia en el Evangelio de Mateo encuentra eco en la doctrina social de la Iglesia, que aboga por la comunidad y la solidaridad entre los fieles. El Concilio Vaticano II, en su documento *Lumen Gentium*, describe a la Iglesia como la familia de Dios, donde todos los bautizados están llamados a vivir como hermanos y hermanas en Cristo, haciendo la voluntad del Padre.

"Dios, en Su infinita misericordia, nos llama a ser parte de Su familia, no por nuestros méritos, sino por Su amor y perdón."

Experimentemos el gozo y la paz de saber que somos amados incondicionalmente por Dios y llamados a vivir en Su familia, siguiendo Su voluntad.

Comprometámonos a vivir la misericordia en nuestro día a día, perdonando a quienes nos han ofendido y extendiendo la mano a aquellos que necesitan nuestro amor y apoyo. Para concretar esta acción, podríamos dedicar un tiempo cada semana para visitar a enfermos, ayudar a los necesitados o participar en actividades de la parroquia que promuevan la solidaridad y el servicio.

Memoria de Santa Brígida

Hoy, en la memoria de Santa Brígida, recordamos a una santa que vivió profundamente la misericordia de Dios y dedicó su vida a la oración, el servicio y la búsqueda de la voluntad divina. Sigamos su ejemplo de fidelidad y entrega, buscando siempre ser instrumentos del amor misericordioso de Dios en el mundo.

Que Santa Brígida interceda por nosotros, para que podamos vivir con autenticidad nuestra fe, siendo verdaderos hijos de Dios y hermanos en Cristo, llevando su mensaje de misericordia a todos los rincones de nuestra vida.