Día 16: La ofrenda y la limosna: compartir con generosidad lo que hemos recibido
“Cada uno dé según lo haya decidido en su corazón: no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría”
(2 Corintios 9,7)
La limosna o colecta dentro de la Misa no es un simple gesto económico, ni un “pago” por asistir. Es un acto litúrgico de fe y de amor, por el cual ponemos en común lo que tenemos, como expresión de gratitud, generosidad y comunión fraterna.
1. Una ofrenda con sentido espiritual
Cuando ofrecemos nuestros bienes, ofrecemos una parte de nuestra vida, del fruto de nuestro esfuerzo. No se trata de “dar lo que sobra”, sino de hacerlo como los primeros cristianos: “cada uno según sus posibilidades”, y con el corazón abierto.
“No olvidéis hacer el bien y
compartir lo que tenéis, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios”
(Hebreos 13,16)
2. Una ayuda concreta a la Iglesia y a los pobres
La ofrenda dominical sostiene la misión de la Iglesia: parroquias, templos, caridad, formación, ayuda a los más necesitados... Lo que damos es administrado como un bien sagrado, destinado a que el Evangelio llegue más lejos y el amor de Dios llegue más hondo.
“La comunidad de los creyentes
tenía un solo corazón y una sola alma... y se repartía a cada uno según su
necesidad”
(Hechos 4,32–35)
3. Una limosna que purifica el corazón
La ofrenda es también medicina contra el egoísmo y la avaricia, y nos ayuda a vivir la pobreza evangélica. Cuando damos con libertad y generosidad, nos parecemos más a Dios, que lo dio todo por nosotros.
“La limosna libra de la muerte
y purifica de todo pecado”
(Tobías 12,9)
Pensamiento del día
Dar con alegría, generosidad y
amor,
es también una forma de adoración.
Dios no necesita nuestro dinero,
pero quiere nuestro corazón desprendido.
Compromiso del día
Hoy, revisa cómo haces tus
ofrendas en la Misa:
¿Das con amor? ¿Con sacrificio? ¿Con gratitud?
Proponte colaborar con generosidad, no solo con tus bienes, sino también con tu tiempo, talentos y servicio.
Oración final
Señor, todo lo que tengo viene
de ti.
Hazme generoso y desprendido, como tú lo eres conmigo.
Que mi ofrenda sea sincera, alegre, y útil a tu Reino.
Enséñame a compartir no solo lo material, sino también lo espiritual.
Haz de mí un don para los demás. Amén.
Frase para meditar
“El pobre no es un estorbo en
la liturgia, es su tesoro más puro. Lo que das al pobre, se lo das a Cristo.”
— San Lorenzo, diácono y mártir
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1351 y 2447
Sobre las ofrendas como expresión de caridad fraterna, y la limosna como una obra de misericordia.
La Imitación de Cristo, Libro I, cap. XXV
“Mejor es dar poco con amor, que mucho con vanagloria. El alma que da con rectitud, se hace rica en gracia.”
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