Día 10: El acto penitencial: el camino del perdón
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad”
(1 Juan 1,9)
Después del saludo litúrgico, el sacerdote invita a los fieles a reconocer sus pecados y pedir perdón. Este gesto humilde y profundo da inicio al acto penitencial, que no es un sacramento en sí mismo, pero nos dispone interiormente a celebrar con pureza y verdad los santos misterios.
1. Un corazón contrito y humilde
Reconocemos delante de Dios y de nuestros hermanos que hemos pecado, y con humildad, imploramos su misericordia. No se trata de una culpa paralizante, sino de una confianza esperanzada en el amor que perdona.
“Ten piedad de mí, oh Dios,
según tu misericordia; según la muchedumbre de tus piedades borra mis
rebeliones”
(Salmo 51,3)
“El que se humilla será
enaltecido”
(Lucas 18,14)
2. Tres formas de expresar la súplica
El acto penitencial puede expresarse de diferentes maneras:
Estas oraciones no sustituyen al sacramento de la reconciliación, pero preparan el alma para escuchar la Palabra y recibir la Eucaristía.
3. Dios perdona, purifica y renueva
El sacerdote concluye el rito
con una fórmula de absolución no sacramental, pero significativa: “Dios
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.”
Con esta oración, confiamos en que Dios ya está obrando en nuestros
corazones.
“Lávame, y seré más blanco que
la nieve”
(Salmo 51,9)
Pensamiento del día
El acto penitencial no es solo
un “requisito”;
es una puerta de humildad y esperanza
que abre el corazón para recibir la gracia.
Compromiso del día
Antes de cada Misa, haz un
breve examen de conciencia.
Vive el acto penitencial con sinceridad y confianza, y si es necesario,
haz planes para confesarte pronto.
Pide al Espíritu Santo la gracia de reconocerte como pecador amado y llamado
a la conversión.
Oración final
Señor, me presento ante ti tal
como soy: con mis debilidades, caídas y luchas.
Ten misericordia de mí. Purifica mi corazón, renueva mi espíritu,
y haz que celebre tu Eucaristía con alma limpia y agradecida.
Que nunca me canse de volver a ti. Amén.
Frase para meditar
“El que se acusa a sí mismo se
excusa ante Dios. Cuanto más se conoce uno pecador, más se acerca al corazón de
Cristo.”
— San Agustín
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1434–1435 y 1457
Sobre el valor del arrepentimiento cotidiano, el acto penitencial en la liturgia, y la necesidad del sacramento de la confesión.
La Imitación de Cristo, Libro III, cap. VIII
“No hay paz en el corazón hasta que uno no se reconoce en verdad. Mejor es confesarse con dolor ahora, que cargar con el peso del alma sin humildad.”
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