Confianza Plena en Dios: Sabiduría, Providencia y Misión a la Luz de la Palabra

Ten piedad de mí, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, porque mis huesos se quiebran y la enfermedad me aflige. Sal 6,3-4

Libro de Proverbios 30, 5-9

El libro de los Proverbios pertenece a la literatura sapiencial de la Biblia, compuesta entre los siglos X y V a.C. En Proverbios 30, 5-9, Agur ofrece una profunda reflexión sobre la sabiduría y la humildad ante Dios. En estos versículos, se resalta que "Toda palabra de Dios es acrisolada" (v. 5), es decir, pura y verdadera, invitándonos a confiar en Él, sin añadir ni alterar Su mensaje. El pasaje también contiene una oración humilde en la que Agur pide dos cosas: no caer en la falsedad ni en la mentira, y recibir lo necesario, sin caer en la tentación del exceso o la pobreza extrema. Este llamado a la sobriedad y dependencia de Dios es un recordatorio de que tanto la riqueza como la pobreza pueden llevar al orgullo o a la desesperación, apartándonos del Señor.

Salmo 118 (119),

El Salmo 118 es el más largo de la Biblia y está compuesto por 176 versículos divididos en 22 secciones, una por cada letra del alfabeto hebreo. En este caso, proclamamos: "Condúceme, Señor, por tu camino", subrayando la importancia de la ley divina como guía para nuestra vida diaria. La Palabra de Dios es fuente de sabiduría, luz y consuelo, y aquellos que caminan en sus preceptos son fortalecidos por su fidelidad. El salmista expresa su amor por los mandamientos del Señor, reconociendo su perfección y su poder transformador. 

Evangelio Según San Lucas 9, 1-6

El Evangelio según San Lucas fue escrito alrededor del año 85 d.C. En este pasaje (Lucas 9, 1-6), Jesús envía a los doce apóstoles a predicar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, dándoles poder y autoridad sobre demonios y enfermedades. Jesús les da instrucciones claras: no llevar provisiones, sino depender de la providencia divina, y proclamar el mensaje del Evangelio en sencillez. Esta misión nos recuerda la llamada a confiar en Dios y no en las seguridades humanas, a estar disponibles para el servicio, y a compartir la Buena Nueva sin distracciones.

La Iglesia Católica, a través del Magisterio, nos enseña que la Palabra de Dios es fuente de verdad y vida (Dei Verbum 21). En Proverbios 30, la sabiduría divina nos recuerda la importancia de la humildad y la confianza en la providencia de Dios. El Concilio Vaticano II, en la constitución *Gaudium et Spes*, nos invita a evitar los extremos del materialismo o el ascetismo desordenado, buscando un equilibrio basado en la justicia y la fe. En el Evangelio de Lucas, la Iglesia nos enseña la misión apostólica como modelo de evangelización, donde la confianza en Dios y la comunión son esenciales para cumplir con la misión recibida de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, 858-860).

"La verdadera riqueza del ser humano no está en lo que posee, sino en su dependencia de Dios, quien es la fuente de todo bien y sabiduría."

Humildad y confianza profunda en la providencia de Dios, que nos cuida y provee lo necesario, tanto en las dificultades como en la abundancia.

Esta semana, toma un momento para evaluar tu relación con los bienes materiales y las seguridades humanas. Haz una pequeña donación o acto de caridad, confiando en que Dios es quien provee todo lo que realmente necesitas. Así como los apóstoles fueron enviados sin provisiones, acepta el desafío de depender más de la providencia de Dios que de tus propias fuerzas.

El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Mc 1,15